A pesar de tratarse del principal mecanismo de seguridad para mantener seguros y a buen recaudo tanto a quienes habitan un hogar como a todos sus bienes, no todo el mundo le presta la atención que debiera al mantenimiento de su cerradura.
Algo esencial para que este dispositivo pueda funcionar correctamente, prolongar su periodo de vida útil y, lo más importante, ofrecer la máxima resistencia ante cualquier intento de intrusión por parte de las cada vez más profesionalizadas bandas de delincuentes.
Razones más que suficientes para que en Cerrajeros Servihogar dediquemos un artículo a responder cuestiones tan importantes como cómo lubricar una cerradura de puerta, cuál es el mejor lubricante para cerraduras o qué tipo de mantenimiento se le debe dar a una cerradura para mantenerla en perfecto estado.
Mantenimiento para cerradura
Antes de ponerte manos a la obra asegúrate de que cuentas con destornilladores, trapos, una lata de aire comprimido o un compresor de aire, limpiadores multiusos y un bote de lubricante de grafito para cerraduras o aceite lubricante para cerraduras.
Una vez tengas todos estos elementos listos y dispuestos, empieza limpiando el polvo alojado en el ojo de la cerradura. Para ello recurre a una lata de aire comprimido o, si lo prefieres, a un compresor de aire que te permita retirar las partículas de polvo que se hayan ido acumulando en su interior.
Hacerlo es tan sencillo como apuntar con la boquilla de pulverización hacia el ojo de la cerradura y apretar el botón que permita liberar el aire para que este penetre hasta el interior del mecanismo.
Para limpiar el bombín tienes tres opciones: elaborar un lubricante casero para cerraduras, comprar lubricante de grafito para cerraduras o rociarlo con aceite lubricante para cerraduras.
Independientemente del que elijas, te recomendamos que recurras a una fórmula en spray, ya que es la más cómoda y sencilla de usar.
En el caso de que te decantes por un lubricante seco, una vez aplicado, introduce la llave y muévela suavemente en todas las direcciones para permitir que el lubricante llegue a todos los rincones.
Si, como consecuencia de no haberla limpiado nunca, se te ha trabado y necesitas desatascarla cuanto antes, rocía con un aerosol lubricante el ojo del cerrojo y, luego, introduce la llave y muévela en todas las direcciones para conseguir que se esparza por todo su interior.
Es importante que sepas que el uso de lubricante para cerraduras atrae las partículas de polvo, por lo que si lo utilizas de forma recurrente notarás que la llave se te traba cada poco tiempo.
Limpieza en profundidad de una cerradura
Para limpiar una cerradura a profundidad, sigue estos pasos:
1. Retira los tornillos. Para limpiar en profundidad la cerradura lo primero que debes hacer es retirar los tornillos que sujetan la puerta, posteriormente los dos situados bajo la perilla y, por último, los que aguantan la placa situada en el lateral de la puerta.
2. Quita la manilla de la cerradura y la placa frontal de la puerta. Recuerda ir dejando todos los elementos que vas retirando en un cajón o una caja para no perderlos.
3. Recurre a un limpiador de cerraduras que, de nuevo, te recomendamos comprar en spray.
Aplícalo sobre todas y cada una de las partes de la cerradura que ya has extraído y límpialas a fondo. El objetivo es retirar cualquier partícula de suciedad que se encuentre en el bombín, el pomo, la placa o cualquier otro componente de la cerradura.
No olvides tener a mano un trapo para que, en caso de que chorree, puedas retirar de forma cómoda toda la porquería que vaya saliendo tras cada pulverización.
4. Asegúrate de que cada uno de los componentes de la cerradura está completamente seco una vez finalices la limpieza.
5. Aplica el lubricante. Como se trata de una limpieza en profundidad te recomendamos que recurras a un lubricante de grafito para cerraduras y que lo apliques por el ojo de la cerradura, la parte de dentro del bombín y el resto de componentes internos de la cerradura.
6. Reinstala la cerradura. Una vez hayas finalizado, procede a colocar la placa frontal y el pestillo del lateral de la puerta. Posteriormente haz lo propio con la manija exterior e interior de la puerta y con la placa frontal ajustando con fuerza todos los tornillos. Por último, confirma que la manija funciona perfectamente.
En el caso de que no tengas tiempo o de que no estés seguro de poder llevar a cabo todos estos pasos para poder mantener tu cerradura perfectamente limpia y lubricada te recomendamos que recurras a los servicios de una cerrajería a domicilio profesional con experiencia en este tipo de trabajos como Cerrajeros Servihogar.
Y recuerda, una cerradura limpia y lubricada, además de evitar los siempre tediosos atascos, permite prolongar la vida de tu cerradura y ofrecer la máxima resistencia en caso de ataque.